No sé nada de náutica, pero sí puedo entender la metáfora del timón, ese mecanismo que con su movimiento es capaz de variar el rumbo del barco. Podría haber dicho brújula o mapa, o “norte”, pero si has leído mis últimas dos entregas, sabes que tenía que ser una palabra que empezara por la letra “t”. Timón, pues.
Lo ú…
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