Si por alguna razón había estado distraída con el cambio de colores de los árboles, la caída de las hojas, las ganas de sopa o la necesidad de añadir una capa de abrigo a la ropa de cama, el primer lunes tras el cambio de hora no deja lugar a dudas de que el otoño ya está absolutamente instalado por estos lares. A mi cuerpo le cuesta un poco acostumbrar…
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