
Casi sin querer, con sus altos y bajos (léase vacas gordas vs. vacas flacas), se nos ha instalado la tradición de comprar el periódico los domingos. Cuando llegamos a esta aldea, descubrimos que un vecino escribía para la revista dominical del diario más importante de España. Si ya nos inventábamos excusas para justificar el gasto en el presupuesto mensual, imagínense cuando supimos que Pablo escribía. ¿Y si ese domingo su nota era tapa del suplemento? No podíamos perdérnosla. La compra del periódico no estaba en discusión. Y así han ido pasando los años. Pablo ya no trabaja para el grupo Prisa, pero la “tradición” sigue.
Hace un par de domingos, leyendo una entrevista a Ray Loriga (confieso que he googleado quién era, no soy muy docta en la “farándula” española), me sorprendió una frase respondiendo al periodista acerca de su decisión de dejar Madrid para mudarse a un entorno más rural:
“El campo no era mi entorno natural
y me produce una sorpresa constante,
luego te enseño las gallinas en libertad,
esconden los huevos por ahí,
es una Pascua eterna.”
– Ray Loriga
Y pensaba… ¡qué apropiada esta frase y esta nota publicada el segundo domingo de Pascua, en un medio abiertamente no cristiano! Cualquiera diría que ahora El País sigue el calendario litúrgico de la iglesia para planificar sus entregas. Seguramente no fue intencional ni mucho menos, pero en esa frase estaba encapsulado el evangelio del día. El sentido del humor de Dios no deja de asombrarme.
Me quedé “rumiando” la frase y haciéndola mía. Me pareció otra manera de decir “ver lo sagrado en lo cotidiano”, mi frase lema -como bien saben- de los últimos años.
Justamente esa misma mañana había recogido los huevos de mis gallinas (las mías no
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