Lo que hacemos en Mayo
Una receta, un ritual, un proyecto creativo, una máxima.
Había pensado cambiar de flores a fruta para empezar el post de este mes, considerando todas las que puedo ver a mi alrededor, pero las delicadas flores del kiwi (foto) se han robado el protagonismo. Y como muchas de mis visitas me dicen que nunca antes habían visto una planta de kiwi (mucho menos sus flores), pues aquí va una muestra (foto). Llevaba esperando todo el mes a que las pequeñas bolitas verdes “explotaran”, y finalmente ha ocurrido. Los pétalos -ni blanco, ni crema, ni amarillo- parecen como de seda. Me resulta increíble que de ellas surja “por arte de magia1” una fruta verde y peluda. Es una cosa que no deja de asombrarme cada año. La planta ya estaba en el huerto cuando compramos la casa de hospitalidad, y ha sido un regalo increíble. Un “valor añadido”, como dicen los que entienden de economía.
Pero bueno, hablar de la flor del kiwi es también técnicamente hablar de fruta, ¿no? (¡no me podía quedar con las ganas de nombrarlas a todas!). El melocotonero está que se tuerce de tanto peso. Un montón de melotocones (duraznos), aunque pequeños todavía, pero que ya van cambiando de color. Los limones, como ya les conté, van por su segunda tanda este año. Las fresas silvestres rodean mi casa más que nunca -creo- adornando especialmente la entrada a la cocina de la casa de huéspedes. Las que planté el año pasado (no silvestres) ya están poniéndose coloradas ;) . Las peras y membrillos crecen a paso sostenido; las moras y frambuesas empiezan a asomar, aunque aún verdes. Por supuesto que las viñas que enmarcan la aldea ya tienen sus diminutos racimos verdes, que en un par de meses se volverán de un morado oscuro, casi negro.
La fruta colgando de los árboles es sinónimo de verano y no puede darme más alegría pensar en los días más largos (¡ayer pasadas las 10 de la noche aún estaba de día!), menos lluvia, menos trajín por las tardes y el anhelo de las ansiadas vacaciones en familia.
Volviendo al tema floral, si por alguna razón andaba despistada sin saber en qué fecha estamos, o si me quedara sin calendario, sabría que estamos en Mayo al ver las dedaleiras en el campo. Aunque Wikipedia diga que florecen de junio a septiembre, en Galicia, al menos desde que yo vivo aquí, lo hacen en Mayo.
La flor de sauco (elderflower) sí que al principio (hace unos diez años) florecía en junio y desde hace unos años se ha adelantado a mayo (probablemente debido al calentamiento global). Y esto, aunque parece una cosa insignificante y sin ninguna relación con mi vida, ha modificado un poco el ritmo familiar. Porque solíamos hacer champagne de flor de sauco en junio, para marcar el inicio del verano, pero ya llevamos al menos unos tres años preparándolo en mayo. Así que, como habrán podido adivinar y sin más preámbulos, la receta de este mes es la del champagne. Aquí va:
La receta: Champagne de flor de sauco (elderflower)
Materiales necesarios:
Un barreño (yo uso algo así)
Botellas de cristal con tapón hermético (como éstas, unas 8-10)
Tela de muselina (algo así)
Embudo (yo uso algo así)
Ingredientes:
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